¿Qué leer? El último Don



Mario Puzo nació en 1920 en Nueva York en el seno de una familia de origen italiano. Sus dos primeras novelas tuvieron una excelente acogida, pero su consagración definitiva llegó con la publicación de El Padrino en 1969. Su labor como guionista de El Padrino I y El Padrino II, dirigidas por Francis Ford Coppola, le valió dos Oscar.

- El último Don.

- El Padrino
- El Siciliano
- El Último Don
- Omertá
- Los Borgia
- La Mamma
- Los Tontos Mueren

El Último Don. Novela escrita por Mario Puzo y publicada en 1996, es otra nueva muestra de su insuperable talento para tejer tramas adictivas que mantienen al lector enganchado hasta altas horas de la noche. Puzo tiene una capacidad única de retratar el poder en todas sus formas, ya sea en el ámbito empresarial, criminal o familiar, mientras explora de manera apasionada los lazos de sangre y la lealtad. Estas dos constantes en su obra, siguen siendo un ejemplo. Además, la construcción de personajes de personalidades complejas y bien definidas, que actúan bajo códigos y reglas ajenos a la sociedad común, hace de El Último Don una obra que no solo entretiene, sino que también puede ser una lección magistral para todo aspirante a escritor.

«Todas esas cosas y el amor que el mundo le profesaba no le bastaban. Conocía su fealdad interior. Había una persona que no la quería, y el hecho de saberlo era para ella un motivo de sufrimiento. Era la personificacion de la actriz que se desespera cuando es objeto de cien críticas positivas y de una sola muy negativa».
La novela cuenta con varias historias; todas ellas se entrelazan entre sí, convergiendo en un clímax satisfactorio que culmina en un final brillante. Puzo alterna entre el mundo del cine y los casinos de Las Vegas, mostrando la participación de la mafia en ambos. Esta fusión de poder, glamour y crimen crea un telón de fondo fascinante.
Los personajes de El Último Don se definen por sus deseos y ambiciones; ninguno de ellos resulta plano o predecible. Mi favorito es Cross, una figura compleja y llena de matices. Sin embargo, no puedo dejar de destacar a un personaje secundario que me cautiva de forma especial: Lia Vazzi. Su magnetismo emana tanto de su intrigante trasfondo como de la fuerza que exhibe en el presente, al punto de que bien podría sostener una novela por sí sola. Lamentablemente, el personaje de Vazzi queda confinado exclusivamente a esta historia: una novela independiente dentro del universo narrativo de Puzo.
Conclusión: El Último Don una obra que no solo entretiene, sino que también puede ser una lección magistral para todo aspirante a escritor.